El Aeropuerto Internacional Ernesto Cortissoz, que presta sus servicios a Barranquilla, tiene varias áreas en completo abandono.

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La ministra de Transporte, María Fernanda Rojas, aseguró que el nuevo director de la Aerocivil, José Pinto Rodríguez, en labores de inspección, logró determinar el estado actual de la terminal aérea.

“El nuevo director de la Aerocivil me ha reportado varias situaciones. Nosotros hemos venido acá a mirar la torre de control, a hacer visitas y demás, pero cuando llega él, logra hacer un inventario y encuentra situaciones de descuido. Él (Pinto) está en ese procedimiento, y puedo anticipar que ha mostrado el abandono en muchas áreas del aeropuerto. Tiene imágenes y registros que evidencian ese deterioro”, dijo.

Aseguró que la entidad, que actualmente tiene la operación del Cortissoz, viene adelantando un inventario de los espacios para determinar las acciones urgentes y programar otras obras de manera gradual.

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“Estamos en un proceso, primero, de atender lo que se encontró: hacer las reparaciones más urgentes y, por supuesto, programar intervenciones graduales para que los servicios a los pasajeros mejoren”, anotó.

Indicó que la operación del aeropuerto seguirá en manos públicas, a cargo del Gobierno nacional, y descartó de momento una alianza público-privada para el manejo de la terminal aérea.

“El pésimo estado en que quedó el aeropuerto fue consecuencia de una alianza o inversión privada que no se tomó en serio su compromiso. No solo no modernizó el aeropuerto, sino que ni siquiera alcanzó a instalar unas escaleras eléctricas, imagínese eso, y dejó deteriorar buena parte de la infraestructura”, mencionó.

Criticó el hecho de que los sectores en el pasado no hayan exigido las obras a la concesión y ahora apunten al Estado.

“El modelo concesionario tiene ventajas, sí, pero también una gran desventaja. El concesionario dice esto no está en mi contrato, no lo hago, y a veces ni siquiera cumple lo que sí está en el contrato. El Estado, en cambio, no puede decir eso. Por eso, las concesiones se quedan con “la carnecita” de los negocios públicos, y al Estado le toca “el hueso”, apuntó.